Ángela Robledo se opone a la contra-reforma

Qué mala costumbre la de este país en hacer avances mínimos en derechos y dar 3 pasos atrás inmediatamente. Estamos por dar al traste la denominada ley de cuotas que garantiza el acceso real y, escúchese bien, no formal, de las mujeres a los cargos de representación política a las corporaciones públicas.

Quiero dejarlo claro: Una democracia sin la presencia deliberante, activa y fuerte de las mujeres es una democracia incompleta, es una democracia en cuidados intensivos o moribunda. Si la voz de las mujeres no tiene voz política real, estamos ante una semi-dictadura masculina. Las condiciones en Colombia no están garantizando esta voz femenina en la política. No son suficientes las condiciones formales de una democracia de papel. Es necesario que existan acciones que afirmen esta posibilidad, que reivindiquen la equidad. La igualdad de género debe traducirse en hechos reales y concretos. En leyes, por ejemplo. 

Los datos son claros y muestran contundentemente que esta voz es casi nula. Los datos muestran la urgencia de cambiar esta realidad asimétrica, excluyente y perversa, la urgencia de acoger, al menos, la ley del 70-30 y no promover, como lo hace la contra reforma, esta situación arcaica e inmoral:

 

  • Colombia ocupa en América Latina los últimos lugares de participación política de mujeres. 
  • Comparte al igual que la República del Congo, el puesto 110 entre 134. 
  • En el Senado el 17% son mujeres, en la Cámara el 13%, en los concejos el 4% , en las asambleas el 17% , en las alcaldías el 9%.
  • De l@s 418 diputad@s elegid@s en 2007 sólo el 17% son mujeres. En 17 departamentos no ha sido elegida ninguna mujer en la Cámara de Representantes. En 11 departamentos no existe una mujer diputada entre ellos, Arauca, Casanare, Guaviare y Putumayo.
  • Los departamentos del Casanare y Guaviare no tienen representación en el congreso, tampoco tienen diputadas y sólo hay una concejala en Yopal y San José del Guaviare.

¿Queremos seguir en esta situación? Perfecto, entonces aprobemos ya la ley de cuotas y quedemos ante nuestr@s niñ@s, jóvenes, mujeres y países del siglo XXI como una sociedad que no ha entrado a la modernidad ni ha asumido a fondo la democracia.

Colegas: no es falta de voluntad de las mujeres, la ley y la cultura no ayudan a mejorar esta situación. Debemos garantizar las condiciones para  la equidad real desde la ley y desde acá fomentar un cambio cultural. Como dijo esta mañana la embajadora de Suecia: “la igualdad de género no es un asunto de voluntades, es un asunto de redistribución del poder.”

Estamos seguras que si los partidos intervienen positivamente, por ley, en la participación equitativa de los géneros en política, se tendrá como resultado procesos de formación que empoderen a las mujeres y transformen las actitudes escépticas e intimidadas de éstas en las regiones. Se tendrán más mujeres en la política que mejoren la política.

Por último, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha propuesto la progresividad en el ejercicio en el usufructo de derechos. Este principio se basa en que una vez establecido un derecho, la regulación que se haga sobre dicho derecho no puede ser para recortar el usufructo de éste sino para extenderlo. Esta contra reforma iría en contra de ese principio y muy probablemente sería declarada inconstitucional por esta razón.

Me uno con entusiasmo, convicción y vehemencia a las anteriores intervenciones y a la voz de protesta en oposición a la contra-reforma. La contra-reforma debe ser archivada y la democracia fortalecida.

Termino con una frase de esa bella obra Matria: el horizonte de lo posible escrito por Victoria Sendón de León:

 “Allí donde hay una mujer la existencia es más amable, más lúdica, más fácil, más coherente. Y no por nuestra situación de esclavas, sino de civilizadoras, de pacificadoras, de luchadoras resistentes ante la barbarie”.

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