¿Y del paro agrario del 2013 que quedó? Por: Juan Camilo Caicedo

¿Y del paro agrario del 2013 que quedó? Por: Juan Camilo Caicedo

Captura de pantalla 2014-08-22 a la(s) 14.07.50Muchos recordarán aquel 19 de agosto del 2013, fecha en la cual se dio el paro nacional agrario, se preguntarán por qué se originó ese paro, si hubo responsabilidad estatal, a que acuerdos llegaron tanto agricultores como campesinos con el gobierno, y si esos acuerdos a los que llegaron se lograron materializar con hechos o no. A continuación se elaborará una aproximación de los temas en cuestión.

A mediados de agosto se llevó a cabo una de las protestas y manifestaciones históricas y más representativas de nuestro país, esta vez no fueron los indígenas, ni las centrales obreras, ni la MANE, fueron los agricultores y campesinos, los cuales se reventaron económicamente hablando, tras varios años de abandono y desprotección por parte del Estado, en donde la ausencia de una política pública integral fue una de las principales causas que llevaron a la desprotección de la agricultura y a la proliferación de los tratados de libre comercio con países como Estados Unidos, los cuales contribuyeron a la quiebra del agro.

El paro agrario se originó por el aumento en la competitividad de los productos importados de los diferentes tratados de libre comercio, pues en estos tratados no hubo medidas oportunas que cobijaran y protegieran tanto la economía agraria como la industria, otorgando total libertad a los países extranjeros, para comercializar sus productos en Colombia, generando pérdidas en los productos agropecuarios, éstas pérdidas, llevaron a la gran mayoría de campesinos a un pico de endeudamiento nunca antes registrado en nuestro país, que pese a los créditos y préstamos de los bancos, tanto agricultores como campesinos, no lograron recuperarse de la inestabilidad económica, pues la competencia extranjera en cierta medida los terminaría arrasando y desplazando del mercado. Pero los TLC, no fueron los únicos causantes de la crisis agraria, también contribuyó el contrabando, el cual pareciera que cada año aumentara más. En regiones de frontera es donde más se da este fenómeno, y lo irónico del asunto, es que los camiones con el contrabando pasan por las fronteras. ¿Habrá complicidad de las autoridades colombianas? ¿Acabar con el contrabando en zonas de frontera, es causal de dejar sin empleo a cientos de personas que viven de la informalidad? ¿La DIAN si ejerce control sobre los cargamentos que ingresan por zonas de frontera? ¿El Estado tiene políticas de control y regulación efectivas en zona de frontera? ¿Hay contradicciones entre posiciones de entes de control a nivel regional y central, frente al contrabando? ¿Gobernadores y alcaldes de las regiones fronterizas reconocen el contrabando como un trabajo informal pero necesario para los habitantes de sus regiones? ¿Hablar de contrabando no les conviene a los actores del Estado involucrados en el mismo? Preguntas a las cuales solo los actores involucrados tienen respuesta alguna. Otro factor fue el precio elevado de los fertilizantes y de los insumos, pues esa rentica colocó a los campesinos entre la espada y la pared como se dice coloquialmente, ya que muchos pensaron en innovar a la hora de la producción agrícola, buscando técnicas más rentables, eso sin hablar de la puesta en marcha de la semilla de MONSANTO, que en varios casos de siembra no funcionó y originó pérdidas entre quienes la emplearon, superiores a los 6 millones de pesos por hectárea, pueden ir calculando las deudas, las pérdidas por las semillas certificadas de MONSANTO, los incumplimientos del gobierno, las amenazas de los bancos para embargar los bienes de los agricultores y campesinos, y en muchos casos el embargo de sus bienes, que sumergen a campesinos y agricultores en una depresión, más la inflexibilidad del Banco Agrario como de las diferentes entidades financieras para dar plazos a los agricultores y campesinos para el pago de sus deudas, razones suficientes para tener ofendidos a los agricultores y campesinos con los actores estatales. Un factor que pocas personas han tratado es la falta de infraestructura vial, pues los agricultores y campesinos siembran sus productos, y a la hora de comercializarlos no tienen manera de sacarlos, pues las vías en Colombia solo son para las grandes ciudades, mientras que para los corregimientos y los pueblos difícilmente hay trochas que parecen circuitos de rally, los cuales hacen las veces de vías, generando un primer problema en cuanto al acceso del producto, transporte y comercialización del mismo.

La responsabilidad estatal proviene desde la década de los 90´s, con la internacionalización de la economía, como de la apertura económica, pues si bien el desarrollo es necesario para nuestro país, desde el inicio de las importaciones de productos extranjeros, de parte de los diferentes gobiernos que han pasado por la casa de Nariño, no se han pensado en serio al sector agropecuario. Pasando por hechos como el escándalo de Agro Ingreso Seguro, que tiene prófugo de la justicia al condenado exministro de Agricultura Andrés Felipe Arias del gobierno Uribe, o de la sacada de taquito del exministro Juan Camilo Restrepo quien no quiso atender ciertas directrices de Nariño, como del Partido Conservador. (En los últimos 12 años los ministros de agricultura, como los cargos de instituciones administrativas adscritas al Ministerio de Agricultura han sido puestos a dedo por el Partido Conservador, así que si existe una responsabilidad política partidista de las nefastas políticas públicas agrarias, se le atribuye primordialmente al Partido del Procurador).

En cuento a los acuerdos de agricultores y campesinos con el gobierno, se llevaron a cabo 88 compromisos de los cuales para abril del 2014 solo se cumplieron 16, lo cual originó un segundo paro agrario, pues a medida que avanzaron los meses, el sector agropecuario se hundió cada vez más. El gobierno creó el pacto agrario para dar solución a las demandas de los campesinos y agricultores, sin embargo este grupo solo fue una falsa ilusión para los mismos, pues ésta selecta organización fue comandada por un coronel en retiro del ejército y  un exconcejal de Bogotá, quienes se quitaron el camuflado y la corbata, para ponerse la ruana y hacer el papel de campesinos, y como buenas personalidades de la política, colocaron a los medios de comunicación a hacerles propaganda y a deslegitimar a los verdaderos agricultores y campesinos, dirán estos personajes, si fui militar y concejal, mis amigos periodistas y políticos me ayudarán a figurar, total un campesino para qué ejercer sus derechos, mejor yo como exconcejal y militar puedo ser toda una celebridad, y como ésta de moda usar ruana pues me la coloco y digo que vivan los campesinos estrato 6 como nosotros.

Los acuerdos no se han logrado materializar, pues el gobierno querrá cumplir a cabalidad las exigencias de Estados Unidos para mantener el tratado de libre comercio, entre esas exigencias la utilización de la semilla certificada de MONSANTO, la cual ya se comprobó que no funciona. Pero bueno, como por estos tiempos se habla del desarrollo, el gobierno querrá aplastar a la agricultura colombiana con tal de complacer a sus patrones en Estados Unidos, quienes les dan las instrucciones para gobernar a nuestro país.

Por último, es lamentable ver como los actores estatales juegan con las necesidades del sector agropecuario, y se ferian los puestos de la cartera de agricultura como si fuera un bingo, afectando al campo y colocando personas de rosca y cuotas políticas, sin perfiles académicos apropiados para una de las carteras más importantes del país. Esperemos que el gobierno le dé cumplimiento a los acuerdos de hace un año y les dé pronta solución, pues cuando menos pensemos, no vamos a tener agricultores y campesinos con capacidad de producción agrícola, por consiguiente reinarán los productos importados por el Tio Sam.

Por: Juan Camilo Caicedo Moya

Twitter:  @JUANCAELBROKY

Cofundador Partido del Tomate

Nota: Opiniones de nuestros columnistas invitados no pertenecen ni reflejan necesariamente las opiniones de la Representante Ángela Robledo. 

 

 

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