La letanía neoliberal del Ministro de Salud

La letanía neoliberal del Ministro de Salud

Son la 9 de la mañana del 14 de octubre. En el salón de la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes todo está dispuesto para el debate de control político sobre la crisis del sistema de salud en Colombia, que citamos conjuntamente con los congresistas Jorge Enrique Robledo del Polo Democrático y Óscar Ospina, compañero de la Alianza Verde. Esta vez los convocados llegan a tiempo; la semana anterior el debate había sido aplazado por la ausencia de los funcionarios citados, pues solo se había presentado el ministro de Salud Alejandro Gaviria.

A esta nueva sesión se presentaron el doctor Gaviria, el Superintendente de Salud, el superintendente de Industria y Comercio, el viceministro de Hacienda y los delegados de la Defensoría del Pueblo y de la Contraloría General de la República.

Nuestras denuncias se centraron en lo que viene ocurriendo con las llamadas Empresas Promotoras de Salud (EPS) y la crisis de la salud en Colombia. Algunos de los datos que presentamos fueron los siguientes: las deudas por cerca de 14 billones de pesos que tienen las EPS del régimen contributivo y subsidiado con las llamadas IPS, que no son otra cosa que los hospitales y clínicas del país; los 480 hospitales declarados por la Superintendencia de Salud en situación de riesgo medio o mayor, los cuales pueden ser liquidados por encontrarse en insolvencia económica. Así lo han denunciado en los departamentos del Magdalena y Antioquia, donde a pesar de estar vigente la ley conocida como «cuentas maestras en salud», que autoriza giros directos a clínicas y hospitales, solo se les han girado 6.000 millones, frente a los 14 billones que les deben las EPS.

También denunciamos el número de tutelas que ha interpuesto la ciudadanía para acceder a la salud, de las cuales el 70% son servicios que están contemplados en el Plan Obligatorio de Salud, mejor conocido como el POS. Lo cual no solo es inconstitucional, sino también inmoral. Diría, incluso, que se trata de un crimen contra quienes mueren reclamando su derecho a la salud.

De nuevo alzamos la voz por las demandas contra las catorce EPS involucradas en el cartel conocido como «consenso de Acemi», en el cual dichas entidades se pusieron de acuerdo para negar servicios de salud contemplados en el POS, manipular información para calcular la unidad per cápita para salud (UPC) y negar a sus afiliados información no reservada. Y no hay duda que un sinnúmero de enfermedades tratadas con oportunidad, ética y continuidad habría evitado (y evitarían) miles de muertes de mujeres, niñas, hombres y personas mayores.

En nuestro debate, pusimos los dedos en las llagas que más duelen. Pero, a pesar de las múltiples y constantes denuncias, todavía no se reciben medidas de alivio o soluciones de fondo. Es decir, en Colombia tenemos un sistema de salud que maneja cerca de 40 billones de pesos, mientras las personas se siguen muriendo con el carné que les autoriza ser atendidos en sus bolsillos.

La respuesta del ministro de Salud fue una letanía de insultos: nos tildó de deshonestos intelectuales; de estar contaminados ideológicamente; de hacer parte de rezagados utópicos y de pertenecer a la «fracaso-manía». Cada insulto iba acompañado de la cita de un autor. Fue un insulto ilustrado, pero insulto al fin y al cabo.

Al escuchar estos términos de un hombre que ha sido reconocido por ser una persona estudiosa y educada, pero también un caracterizado neoliberal, solo pude evocar la imagen de los tiranos ilustrados, quienes acudiendo a su saber-poder, niegan la realidad que los rodea, y asisten a la muerte de sus conciudadanos con los ojos vendados por la soberbia, la cual siempre ha resultado una mala consejera.

Ahora el ataque del doctor Gaviria es contra la Corte Constitucional, a propósito de las objeciones a la ley estatutaria en su artículo 23, el cual hace referencia a la política farmacéutica. En el Congreso de Asocajas en Cartagena, frente a sus socios de las EPS, dijo: «La Corte Constitucional quiere que todos los colombianos coman langosta». Yo le pregunto ¿por qué no pueden todos los colombianos comer langosta, si es bastante saludable señor ministro, no le parece?

COLUMNA PARA EL PERIÓDICO LA PATRIA

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