Comunicado de la Mesa Regional de Paz (Antioquia, Caldas, Quindío y Risaralda)

(Rionegro, mayo 9) En Rionegro, Antioquia, tuvo lugar la Mesa Regional de Trabajo para Contribuir al fin del Conflicto con la participación de 350 víctimas de 157 organizaciones de Antioquia,  Caldas, Quindío y Risaralda.

 
Se trata de la primera Mesa de las segunda ronda de estos ejercicios de participación ciudadana y en este caso abordará el tema de las víctimas. En octubre de 2012 se desarrolló el primer ciclo de Mesas Regionales que, al igual que en esta ocasión,  son convocadas por las Comisiones de Paz del Senado y la Cámara de Representantes, y cuentan con el apoyo técnico de la ONU en Colombia.
 
Reunidos en 10 mesas de trabajo los asistentes presentaron sus propuestas sobre los temas de verdad y derechos de las víctimas. “En este departamento los actores del conflicto y de la violencia han dejado miles de víctimas, la gran mayoría de ellas mujeres, niños y niñas: víctimas de amenazas, de matanzas, asesinatos, desplazamientos forzados, confinamientos, secuestros, desapariciones, violaciones sexuales, reclutamiento forzado, despojo de tierras, destrucción de pueblos y minas antipersonas. Lo macabro y perverso es que históricamente los más afectados y que pagan el precio más alto del conflicto y la violencia suelen ser los que no traen armas y no forman parte ni de uno ni del otro grupo beligerante”, manifestó ante los asistentes el coordinador de las Naciones Unidas en Colombia, Fabrizio Hochschild.
 
Con ejercicios simbólicos de memoria, esta Mesa regional contó además con la participación de congresistas, autoridades locales y representantes de agencias de la ONU: ONU Mujeres, OCHA, OIM, UNDSS, UNICEF y PNUD, así como de otros cooperantes de Unión Europea, Usaid y Mapp OEA.
 
La senadora Gloria Inés Ramírez expresó: “la capacidad histórica para construir la paz es un compromiso de todas las partes. Porque nuestro destino no puede ser la guerra  infinita que día a día deja miles de víctimas en el país”.  Y a su turno, la representante Ángela María Robledo  indicó que «aquí lo importante es la condición de vida de las víctimas del conflicto en el restablecimiento de sus derechos».
 
En Representación de las Naciones Unidas en el país, Fabrizio Hochschild precisó que “cuando hablamos de víctimas, estamos hablando, en realidad, de dolor. Del sufrimiento que han padecido, y padecen, miles y miles de colombianos y colombianas. Del dolor humano que debe abordarse sin discriminación, sin ideologías, sin prevención.  Un dolor que debe provocar un sentimiento de solidaridad, comprensión, y un decidido esfuerzo común de obtener su reparación. El reconocimiento de los derechos de las víctimas es, quizás, base y fin principal de cualquier discusión sobre la paz. El fin último de un acuerdo de paz es que no haya más víctimas del conflicto y que se resuelva la situación de las víctimas existentes. No puede haber una paz duradera que no atienda los derechos, las necesidades y las expectativas de las víctimas. Y las víctimas no pueden ser solamente beneficiarios pasivos de un proceso de paz. Tienen que jugar un rol como arquitectos y líderes en la construcción de paz. No hay paz duradera sin reconciliación y no hay reconciliación si no es liderada por las víctimas”.
 
Las Mesas Regionales de Paz para Contribuir al fin del Conflicto son convocadas por las Comisiones de Paz del Congreso y su realización es facilitada por la ONU con el apoyo financiero de Suecia, la Unión Europea y España, y la asesoría técnica de la Cooperación alemana, GIZ.
 
El representante Iván Cepeda explicó que «las propuestas que emanan de estas mesas serán llevadas a Cuba tal cual como ustedes las víctimas las elaboraron, con la garantía de las Naciones Unidas por su trabajo y transparencia».
 
Retomando palabras del relator especial de las Naciones Unidas para los  Derechos de las Víctimas, el colombiano, Pablo De Greiff, Hochschild señaló que la reconciliación debe ser fruto del pleno reconocimiento de los derechos a la verdad, a la justicia y a la reparación pero a la vez implica también un cambio de actitudes. “Se trata de desarmar la palabra, desarmar las conciencias y construir una cultura de paz y de diálogo”, dijo.
 
Ver nota en la página web del PNUD: http://www.pnud.org.co/sitio.shtml?apc=i1—–&x=71061

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