AQUÍ LA HOMOFOBIA SE MIDE EN COLOMBOS

Por Diana Duque Muñoz

Esta vez, la turbulencia de turno en Colombia está dedicada a ir en contra del enfoque de género como una aberración que la inmácula sociedad colombiana atacará para defender a los más pequeños de las garras de quienes quieren pervertirlos e imponerles la homosexualidad. Cartillas con contenido erótico desplazaron el lugar de las discusiones del proceso de paz en los medios, para darles cabida a familias preocupadas por la perversión a la que se verán sometidos sus hijos con ellas.

Plantones en 33 ciudades se realizarán hoy, citando a los padres y madres de familia para defender la integridad moral de sus hijos e hijas; y aprovechando la ocasión, la iglesia católica le recuerda al país que sin importar algunos intentos –que para ser francos se contradicen entre sí- de su papa, por incluir a las personas LGBTI en la iglesia; el cardenal Rubén Salazar recuerda: “Nosotros rechazamos la implementación de la ideología de género en la educación en Colombia, porque es una ideología destructora, destruye al ser humano, le quita el contenido fundamental de la relación complementaria entre varón y mujer” Relación “complementaria” que ha significado siglos de desigualdad para las mujeres y que a pesar de tantos esfuerzos por lograr la equidad entre hombres y mujeres en Colombia, aún tengamos cifras de violencia intrafamiliar y violencia sexual donde la mayoría de las víctimas son mujeres (especialmente las niñas y jóvenes) menor pago por las mismas actividades a las mujeres por el hecho de serlo, y mayor y casi exclusiva dedicación a las tareas del hogar y la crianza de los hijos, cuando deberían ser responsabilidades compartidas por igual; esto por mencionar algunos efectos de dicho “complemento”.

Sin embargo, cuando se pone en contraste la versión de quienes rasgan sus vestiduras, con la de la ministra Parody –quién hay que reconocerlo, en otras cosas ha metido la pata cruelmente- se nota de inmediato que el nuevo escándalo de arrabal tiene varios ingredientes:

1. Infinitas tazas de homofobia, la cual caracteriza a un país que se preocupa por la educación sexual de los niños y niñas, sólo cuando se les va a enseñar a respetar la diversidad sexual y a no ser tan brutos como sus padres y madres. Pero que calla frente al abuso sexual, los embarazos adolescentes, la educación sexista, y la pederastia tan consagrada de la misma iglesia (les sugiero ver la película En Primera Plana, ya que están tan interesados en el tema).

2. Un centenar de bultos de ignorancia, que confunde la educación en equidad de género, con obligar a los niños/as para que sean homosexuales. Bien dice el dicho que el ladrón juzga por su condición, porque parecen olvidar que a los niños y niñas ya se les ha venido obligando desde tiempos inmemorables a ser heterosexuales aunque no lo sean, y a tratar a las patadas e incluso matar a quienes no lo son. Estos bultos de ignorancia, claro, están acolitados por adultos que se niegan a asumir con responsabilidad y respeto la educación sexual de niños, niñas y adolescentes; incidiendo así en que sea tan difícil disminuir y eliminar las cifras de violencias basadas en género (violaciones, feminicidios, crímenes de homofobia, violencia intrafamiliar, feminización de la pobreza, embarazos adolescentes, entre otros).

3. Un contenido político en contra de Gina Parody quien si bien no es santa de mi devoción por la actitud imponente y hasta irrespetuosa con propuestas como igualar un título técnico con uno profesional; también está siendo sin duda víctima de misoginia y homofobia, pues en anteriores ocasiones hemos tenido ministros con acciones iguales o más indignantes, y no por ello se ha movido medio país ni se han mostrado tan escandalizadas las familias.

4. Una bomba de humo para dispersar la concentración en el plebiscito, formando una cortina bastante interesante, pues luego de que salieron noticias que hablaban de posible cárcel para Uribe y una candente campaña en la contienda por el plebiscito; aparece dicha bomba y la prensa se concentra en el morbo: publicar dibujos con contenido erótico, darle bomba a la histeria colectiva, darle especial relevancia a sacerdotes metidos en temas de estado –porque además no hemos podido ser una nación laica por más que la constitución lo diga-, mostrar la cantidad de vándalos cibernéticos haciéndole bullyng a Gina. O en otras palabras: hipnotizando a la opinión pública con todo aquello que no sea un debate abierto y con argumentos alrededor del tema principal: la paz del país.

Por eso, ya que ustedes dicen que la ignorancia se mide en Parodys, lamento decirles que esta vez la ignorancia y la homofobia se mide en Colombos –aludo a Colombia, claro-.

Leave a Reply