¿Por qué las mujeres en Colombia exigen la paz?

¿Por qué las mujeres en Colombia exigen la paz?

Las mujeres han participado históricamente en la construcción de la paz. Uno de los antecedentes fue el I Congreso Internacional de Mujeres por la Paz realizado en La Haya en 1915 durante la Primera Guerra Mundial, considerado como un hito porque sentó las bases para la construcción de un movimiento internacional de mujeres por la paz. Este Congreso dio lugar a la conformación de un Comité Internacional de Mujeres para una Paz Permanente, que propuso la formación de una Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, cuyo objetivo era unir dos movimientos: el feminista y el pacifista.

Las mujeres de distintas tendencias políticas confluyeron nuevamente en el Congreso por la Paz en 1931 antes de la II Guerra Mundial. Una vez comenzó la guerra, alrededor de un millar de mujeres se reunieron para elaborar una estrategia de paz, con lo cual demostraron que era posible unirse en la diferencia para defender la solución de los conflictos internacionales de manera pacífica. Así, las dos referencias son ejemplos de la participación histórica de las mujeres en la consecución de la paz a nivel mundial, tendencia que en Colombia no es ajena.

Las voces de las mujeres son fundamentales para la construcción de los acuerdos y la paz en Colombia dado que ellas han sido las principales víctimas del conflicto armado: representan el 52% de los desplazados; han sido víctimas de homicidios, desapariciones forzadas, tortura, tratos crueles e inhumanos, despojo de tierras, reclutamiento forzado de sus hijos e hijas y son la mayoría de las víctimas de violencia sexual (82%). Sin embargo, así como las mujeres han sido víctimas también han sido sujetas de cambio y transformación positiva con la construcción de distintas propuestas y experiencias exitosas de paz a nivel nacional, regional y local.

En la sistematización de las propuestas de mujeres en las consultas ciudadanas y las mesas de trabajo regionales para poner fin al conflicto, llevadas a cabo en 2013, en los documentos de la Cumbre de Mujeres y Paz (2013, 2015) y en la Subcomisión de Género de La Habana, se han planteado las agendas de mujeres para la paz y el fin del conflicto armado, que reúnen una serie de reivindicaciones que es preciso tener en cuenta en aras de lograr la equidad de género en la paz con justicia social. Una de las propuestas para garantizar el derecho a la verdad tiene que ver con la construcción de una Comisión de la Verdad con participación mayoritaria de las mujeres, que permita investigar los impactos diferenciales de las violencias y definir las medidas de reparación más adecuadas para las víctimas.

La oportunidad de elaborar una memoria histórica que recoja las experiencias, dolores y vivencias de las mujeres en la guerra es un insumo para garantizar el reconocimiento, la reconciliación y el perdón. Otra de las propuestas tiene que ver con garantizar el acceso efectivo a la justicia por parte de las mujeres víctimas, en especial la efectividad de tramitación de los casos de violencia sexual y las demás modalidades de la violencia de género en el marco del conflicto. Es importante, por ejemplo, considerar la creación de tribunales especializados, planes de seguridad para las denunciantes y judicialización efectiva de los responsables, en aras de reducir la impunidad que hoy impera al respecto, particularmente en la violencia cometida por parte de algunos miembros de las fuerzas armadas.

En cuanto a las garantías de no repetición, hay que considerar la realización de reformas estructurales que impidan la repetición de la injusticia, las exclusiones de género y las demás causas que dieron lugar al conflicto armado y puedan ser factores de riesgo para nuevas vulneraciones. Las mujeres en Colombia han transitado un largo camino de organización y sistematización de sus propuestas por eso sus voces merecen ser escuchadas e incorporadas en los acuerdos parciales de La Habana.

En ese sentido, los espacios de confluencia de distintas organizaciones de mujeres deben ser fortalecidos porque permiten la expresión de las demandas contra la desmilitarización de la vida, el respeto por los derechos de las mujeres y la expresión de apuestas colectivas de transformación de la sociedad de manera pacífica, equitativa y justa. La participación de las mujeres es fundamental en la sociedad Colombiana. Sin ellas y sin la incorporación de sus propuestas, es imposible estructurar la construcción de la paz de manera sostenible. 

COLUMNA PARA EL PERIÓDICO LA PATRIA

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